viernes, 13 de mayo de 2011

Un vistazo al Barza


Para muchos entendidos el gran revolucionario de esta mágica y casi imbatible actualidad del Barcelona tiene un padre: Johan Cruyff. El Holandés que paseó su talento con la recordada “Naranja mecánica” en Alemania 74 y en el Ajax de su país, Insistía en la idea de trabajar un mismo esquema de hasta que los jugadores sean capaces de ponerlo en práctica sobre el terreno de juego con los ojos cerrados.

En sus ocho años al frente de la blaugrana, Johan Cruyff no solo conquisto una champions y cuatro ligas sino que forjó el estilo y la identidad de la Institución más admirada del planeta. Tenía claro de lo que debía hacer un entrenador con su equipo y ése es el camino que ha seguido uno de sus alumnos más aventajados, Josep Guardiola. Esta identidad que sumada al estilo inconfundible de los que aman a la pelota, le ha servido al Barza para jugar bien al fútbol, para ganar títulos, para ser imitados y para ser el orgullo de los catalanes.

Con este título de Liga, suman tres los campeonatos consecutivos que llevan los azulgranas de la mano de Guardiola, algo que sólo logró Cruyff como técnico, encadenando las cuatro primeras de la década de los 90. Además, en la primera campaña al frente del equipo Guardiola, ganó seis títulos en una temporada (Liga, Liga de Campeones, Copa del Rey, Supercopa de España, Supercopa de Europa y el Mundial de clubes), lo que constituyó todo un record. En su segunda temporada, sus dirigidos llegaron a las semifinales de la Liga de Campeones y en la actual jugarán la final ante el Manchester. Estas cifras ponen al pupilo de Cruyff en lo más alto de su historia.

El Barza siempre juega igual, unas veces con más fortuna y otras con menos, pero fiel a un estilo con el que se sienten cómodos y son felices; y que comparten con todas las categorías. Este estilo se fundamenta en el buen trato al balón, en el desmarque, en la vocación ofensiva, en la inspiración pero también en una defensa eficiente, que apenas ha recibido 20 goles y por ende se ha convertido en el equipo menos goleado de la Liga. Y es que este Barza funciona casi como un reloj, todos saben jugar bien con la pelota; el central, el delantero o el lateral, cualquier jugador del Barza es capaz de tomar el balón, mirar a un compañero y darle un buen pase. Son solidarios en las marcas y, además, tienen a Messi.

En este éxito de la azulgrana importa mucho los jugadores que han llevado a cabo la ejecución de este proyecto. La pila del reloj es Xavi, el que piensa, el que más que pasar la pelota la filtra para que llegue sin manchas a sus compañeros. La única preocupación que este todoterreno causa es su edad. Tiene 31 años y supone la polémica de su sucesión: ¿Quién recogerá el testimonio, habrá que pensar en Fábregas o valdrá la pena jugársela por el canterano Tiago Alcántara, que viene pisando fuerte?

Pero si Xavi es la pila del reloj, Entonces Messi es directamente el responsable de que las manecillas marquen la puntualidad en la cancha. El argentino da rienda suelta a su talento y en una genialidad resuelve el problema y acaba con las esperanzas del contrario. No quedan en el diccionario más elogios para describir lo que es: un imperial jugador, capaz de encontrar espacio donde nadie lo haría.

Sin duda que Messi es el que marca la diferencia, el mejor del mundo, el emblema que necesita un equipo para marcar una época. Pero este Barza No solo es un poco Xavi y un poco Messi. También es un poco de Iniesta, que es ese jugador que destaca cuando ni Messi ni Xavi son capaces de hacerlo. Si el contrario ha conseguido anular con su presión a Xavi y ahogar con una nube de defensas a Messi, entones aparece Iniesta, con todo su talento abriendo camino, echando una gambeta o poniendo un balón de cara al gol si es que éste no se hizo, casi siempre de suma importancia.

Aunque, siendo un plantel grande y de fuerzas básicas inigualables, también hubo que reforzarse y salir al mercado en busca de jugadores para un calendario tan exigente. Uno de ellos, el asturiano Villa, como el martes reconoció el propio Guardiola, ha calado a la perfectamente en el equipo. Algo nada sencillo para un campeón del Mundo que tenía que asumir una responsabilidad, que demostró estar preparado para ella.

Muchas copas han levantado los azulgranas, pero aún piden más. Los retos no acaban. Esperan la final de la Champions, al Manchester y la inmortalidad que da la gloria. Si ganan el próximo 28, llevarán a las vitrinas del Camp Nou su cuarta Liga de Campeones , la segunda de la era Guardiola y el agradecimiento de todo el Planeta futbolero.

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